La incontinencia urinaria es muy frecuente en las mujeres, sobre todo las que han tenido hijos. Es tan frecuente como poco comentado entre nosotras, nos da vergüenza decir que tenemos escapes involuntarios de orina.
Se estima que lo sufrimos un 25% de las mujeres, pero es muy difícil dar un porcentaje en una patología tan poco exteriorizada.
En la menopausia esta afectación también es muy frecuente porque los niveles bajos de hormonas pueden debilitar la musculatura pélvica, hasta un 48% de las mujeres mayores de 70 años.
Hay diferentes tipos de incontinencia urinaria:
- Incontinencia urinaria de urgencia: sí sientes ganas de orinar con mucha frecuencia ( más de 8 veces al día) o te levantas por la noche muchas veces, o entras en casa y solo el sonido de la llave ya hace que tengas pérdidas estás en este tipo de incontinencia.
- Incontinencia urinaria de esfuerzo: sí sientes que tienes pérdidas de orina al saltar, toser, reír o algún otro esfuerzo estás en este tipo de incontinencia.
- Incontinencia urinaria mixta: sí tienes síntomas de los dos tipos de incontinencia anterior, estarías sufriendo este tipo de incontinencia.
El tratamiento en todos los casos se basaría en reforzar el suelo pélvico como primer paso mediante la rehabilitación por fisioterapeutas especializados.
Como tratamiento complementario se ha visto que las semillas de calabaza podrían ser de gran ayuda. Estas tienen dos acciones, inhibir una enzima llamada aromatasa y afinidad por los receptores de andrógenos, en ambos casos lo que se conseguiría es un aumento de los niveles de testosterona y esto fortalecería los músculos pélvicos.
Las isoflavonas de soja también se considerarían de gran ayuda por presentar una estructura química similar a los estrógenos, que son las hormonas que disminuyen en la menopausia, y su déficit se ha relacionado con la incontinencia urinaria.
Si esto no funciona se requerirá medicación, cirugía o en la actualidad láser genitourinario para mejorar la sintomatología.